La adaptación climática de los corales.

Así como los corales cambian para sobrevivir, ¿qué estamos dispuestas a transformar para preservar nuestra esencia? Una conversación con Leen Gorissen.

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La capacidad de los corales para adaptarse a las condiciones cambiantes de su entorno es un ejemplo brillante de cómo la naturaleza puede enseñarnos a adaptarnos de manera flexible y resiliente a los retos de la sociedad humana, mostrándonos el camino para prosperar en un mundo cada vez más complejo y cambiante.

Leen Gorissen es una destacada defensora de la inteligencia natural, un enfoque que busca aprender de los "héroes de la supervivencia" de la naturaleza. Su trabajo explora cómo las estrategias que han permitido a seres vivos como los corales, los árboles o las aves sobrevivir durante milenios pueden inspirar soluciones para la sociedad humana. Gorissen aplica este concepto en el ámbito de la organización social y la gestión ambiental, con el objetivo de hacer crecer comunidades resilientes en un mundo cada vez más complejo y cambiante.

En una entrevista reciente realizada desde Balkar.Earth, Gorissen definió la inteligencia natural como "el arte y la ciencia de sobrevivir y prosperar en un planeta que cambia continuamente, con recursos limitados". Esto se refleja en el ejemplo que más a menudo cita para ilustrar el poder de la naturaleza: la capacidad adaptativa de los corales.

De la Biomimética a la Biomimética Social

A través de su experiencia práctica, Gorissen ha aplicado los principios de la biomimética a las organizaciones sociales y a las comunidades, con especial énfasis en la autogestión y la organización descentralizada. En su entrevista, habló de cómo las aves que vuelan en formaciones coordinadas muestran un comportamiento increíblemente eficiente sin necesidad de un líder centralizado. Esta es una lección importante: las comunidades humanas, como los corales y las aves, pueden actuar de manera organizada y efectiva sin una jerarquía rígida.

Gorissen aplica esta idea a la transformación de las organizaciones. Su visión desafía los modelos de liderazgo tradicionales, proponiendo una organización más horizontal, donde la creatividad y la adaptabilidad sean valores fundamentales. Estos principios se basan en lo que ella llama "la organización en el caos", que es capaz de generar grandes transformaciones de manera descentralizada, como lo hace la naturaleza en muchos de sus ecosistemas.

Inteligencia Natural y Regeneración Social

La regeneración social es otro pilar fundamental en el trabajo de Gorissen. A medida que la sociedad evoluciona, Gorissen advierte que la sostenibilidad, aunque sea un objetivo importante, no es suficiente. Esto se explica en su pensamiento sobre la regeneración como un proceso dinámico que busca no solo hacer las cosas mejor, sino también cambiar los modelos de valor fundamentales. Como ella explicó en la entrevista: "En lugar de hacer las cosas mejor, deberíamos preguntarnos: ¿qué podemos hacer para transformar lo que hacemos? ¿Cómo podemos generar un cambio profundo a nivel social y ambiental?"

Un ejemplo que Gorissen destacó en su entrevista es el de una organización de cuidado en Países Bajos, donde se aplicó la filosofía de "la cultura debe liderar, y la estructura debe seguir". Esto significa que, en lugar de seguir un modelo burocrático y rígido, la cultura de la organización debe ser el motor principal, con las estructuras adaptándose a las necesidades cambiantes de la comunidad y su entorno. Este modelo ha demostrado ser más eficaz, con pacientes que requieren menos cuidado y trabajadores más satisfechos, demostrando que el cambio hacia un sistema más regenerativo y flexible puede ser no solo más efectivo, sino también más rentable.

La importancia de reconectar con la naturaleza

Para Gorissen, conectar con la naturaleza no es solo un ejercicio de conciencia ecológica, sino una herramienta fundamental para la evolución de las organizaciones humanas. En su libro Natural Intelligence, Gorissen menciona que la naturaleza ya sabe qué funciona y nos ofrece un modelo de sostenibilidad y resiliencia que ha superado pruebas de milenios. Como dijo en la entrevista, aprender de la naturaleza no es una cuestión de técnicas de diseño, sino de mentalidades y modelos de pensamiento. Para las comunidades humanas, esto significa replantear cómo nos organizamos, cómo compartimos recursos y cómo afrontamos los cambios.

La inteligencia natural, según Gorissen, puede transformar nuestras comunidades y nuestras organizaciones, haciéndolas más adaptativas, resilientes y regenerativas. Esta aplicación práctica de la biomimética puede proporcionar herramientas valiosas para afrontar los retos globales, desde la crisis climática hasta la desigualdad social.

Aprender de la capacidad adaptativa del coral

Uno de los ejemplos más potentes que Gorissen utiliza para explicar su concepción de la inteligencia natural es el coral. Los arrecifes de coral son ecosistemas extraordinarios que se han adaptado a cambios drásticos de temperatura, salinidad y otras condiciones ambientales. Los corales, como otros seres vivos de la naturaleza, han sobrevivido gracias a su capacidad de adaptación. Este mecanismo, basado en una compleja red de interacciones, permite a los corales mantenerse vivos y resilientes a pesar de las condiciones cambiantes del entorno.

Los corales, a través de procesos biológicos excepcionales, han desarrollado mecanismos que les permiten adaptarse a condiciones ambientales cambiantes. Uno de los elementos clave de esta capacidad adaptativa es su relación simbiótica con algunas especies de algas dinoflageladas, como las zooxantelas. Estas algas viven dentro de los tejidos de los corales y utilizan la luz solar para realizar la fotosíntesis, generando energía que los corales aprovechan. Cuando las condiciones ambientales cambian, por ejemplo, cuando la temperatura del agua se eleva por encima de su rango óptimo, los corales pueden “expulsar” estas algas. Esto puede provocar el fenómeno de pérdida de color, conocido como blanqueamiento de corales. Aunque este fenómeno puede ser letal si las condiciones no mejoran, los corales tienen la capacidad de recuperarse en condiciones más favorables, favoreciendo nuevas algas que se puedan adaptar mejor a las nuevas condiciones.

Esta adaptabilidad no solo se limita a las condiciones ambientales, sino también a su capacidad para crear nuevas formas de colonias y estructuras a medida que el entorno cambia. Los corales pueden modular el crecimiento de sus colonias según la disponibilidad de recursos, lo que les permite prosperar en un ambiente cambiante y a menudo difícil. Además, la evolución de estrategias reproductivas que combinan reproducción sexual y asexual también favorece su capacidad para colonizar nuevas áreas, especialmente cuando las condiciones originales se deterioran.

Gorissen utiliza esta analogía para destacar la importancia de la flexibilidad y la capacidad de adaptación en las comunidades humanas. Las comunidades, como los corales, pueden desarrollar redes de relaciones y mecanismos que les permitan afrontar los cambios sociales, económicos y ambientales de manera más resiliente. En lugar de resistirse a los cambios o intentar controlarlos de manera rígida, las comunidades pueden aprender a responder a las fluctuaciones de su entorno, aprovechando las interconexiones y recursos de manera dinámica y adaptativa. Así, la capacidad de adaptación de los corales sirve como un modelo de cómo las comunidades humanas pueden evolucionar y prosperar ante los retos del cambio, basándose en la cooperación y la interdependencia para mantener su cohesión y resiliencia.

Aplicación a las comunidades humanas

Las comunidades humanas pueden aprender de los corales adaptándose a las fluctuaciones sociales, económicas y ambientales mediante prácticas de flexibilidad, cooperación e interdependencia. Concretamente, pueden seguir diversos caminos inspirados en la manera en que los corales gestionan los cambios en su entorno:

Flexibilidad ante los cambios: Así como los corales modifican sus relaciones simbióticas para adaptarse a cambios ambientales, las comunidades pueden adaptar sus prácticas y estrategias según las condiciones cambiantes. Esto implica la capacidad de ajustar políticas, métodos de trabajo y estructuras organizativas para responder de manera eficiente a los retos sociales o económicos, como una crisis financiera, cambios en la legislación o una emergencia sanitaria. Las comunidades deberían estar dispuestas a revisar y reajustar continuamente sus estrategias, basándose en las necesidades emergentes.

Aprender a cooperar y distribuir recursos: Los corales no solo dependen de su simbiosis con las algas, sino que también gestionan sus recursos de manera eficiente para garantizar su supervivencia. Las comunidades humanas pueden seguir este modelo promoviendo una gestión compartida y colaborativa de recursos como agua, energía o servicios básicos, de manera que cada miembro contribuya a la sostenibilidad común. Esto incluye fomentar la colaboración entre sectores públicos, privados y la sociedad civil para garantizar un acceso equitativo a los recursos y una respuesta coordinada a los retos.

Desarrollar redes descentralizadas: Igual que los corales pueden prosperar creando colonias diversificadas e interconectadas, las comunidades humanas pueden adoptar modelos organizativos descentralizados donde cada unidad local tenga autonomía para tomar decisiones adaptadas a sus necesidades específicas. Esta descentralización permite una mejor respuesta a los cambios y una mayor capacidad de recuperación frente a situaciones adversas, sin perder la cohesión general de la comunidad. A través de una organización más flexible y menos jerárquica, las comunidades pueden aumentar su resiliencia, como lo hace un arrecife de coral ante el calentamiento del agua.

Reproducción y regeneración a través de la diversidad: Los corales se reproducen sexual y asexualmente para garantizar su pervivencia. De manera similar, las comunidades humanas pueden utilizar la diversidad como herramienta de regeneración e innovación. Esto implica fomentar la diversidad cultural, neurodivergente, social y económica, y dar lugar a nuevas ideas y soluciones a partir de esta pluralidad. La regeneración no solo se refiere a la restauración del entorno natural, sino también a la reconstrucción de los tejidos sociales mediante la inclusión de todos los miembros de la comunidad y el empoderamiento de grupos vulnerables o marginales.

Adaptación frente al cambio climático: Así como los corales cambian su simbiosis para resistir el calentamiento global, las comunidades humanas pueden adaptarse a la crisis climática mediante el uso de soluciones naturales basadas en la adaptación local, la conservación de los ecosistemas naturales y la creación de infraestructuras verdes. En lugar de resistirse al cambio climático, las comunidades pueden trabajar con la naturaleza para construir soluciones más sostenibles y resilientes, tal como los corales se han adaptado para afrontar las condiciones cambiantes del mar.

En resumen, las comunidades humanas pueden aprender de la flexibilidad y adaptación de los corales desarrollando modelos de cooperación, descentralización y regeneración que promuevan la adaptación constante a los cambios del contexto social, económico y ambiental, manteniendo al mismo tiempo la cohesión y resiliencia frente a los retos globales.

Conclusión

La resiliencia de los corales nos enseña que, en lugar de resistirnos al cambio, debemos aprender a adaptarnos a él, aprovechando la cooperación, la diversidad y la flexibilidad para evolucionar y prosperar en un mundo cada vez más cambiante.

El modelo de resiliencia y adaptación de los corales nos ofrece una lección profunda y esencial para el futuro de nuestras comunidades. En un mundo marcado por la incertidumbre y el cambio acelerado, el camino hacia la sostenibilidad y la prosperidad no se encuentra en la resistencia a los cambios, sino en la capacidad de adaptarse de manera flexible e inteligente, como lo hacen los ecosistemas naturales. Los corales, con su habilidad para ajustarse a condiciones cambiantes, muestran cómo la interdependencia, la cooperación y la regeneración pueden ser los pilares de una sociedad que no solo sobrevive, sino que crece y evoluciona ante la adversidad.

Si las comunidades humanas siguen el ejemplo de los corales, pueden cultivar estructuras organizativas basadas en la descentralización, la autogestión y la flexibilidad, que fomenten la diversidad y la interconexión. Esto no solo las hará más resilientes frente a las fluctuaciones sociales, económicas y ambientales, sino que también promoverá una nueva cultura de regeneración que implique transformar los modelos de valor para crear sistemas realmente sostenibles.

Esta visión de un futuro adaptativo, inspirado en la naturaleza, es la esperanza para la sociedad humana. La inteligencia natural, tal como nos la presenta Leen Gorissen, nos ofrece un modelo de futuro en el que la capacidad de cambio y evolución, como la de los corales, se convierte en la clave para afrontar los retos globales. Si sabemos aprender de la naturaleza, podremos establecer nuevas bases para construir un mundo más justo, más equitativo y más resiliente para las generaciones futuras.

Esta aplicación de la bioregionalización incrementa la resiliencia territorial, permitiendo que el territorio se regenere a través de sus propias dinámicas. Cuanto más entendemos las interrelaciones del lugar, mayor capacidad tenemos para afrontar retos globales y locales, creando soluciones a largo plazo y ayudando a las comunidades a prosperar.

En resumen, la bioregionalización es un proceso de identificación de patrones y regeneración activa, que permite aprovechar el potencial inherente de los lugares. Esto no solo ayuda a enfrentar retos inmediatos, sino que también abre el camino hacia un futuro más adaptativo y resiliente. Las crisis se convierten en oportunidades para la evolución y la prosperidad.