Biomimética social
Si la naturaleza opera como un superorganismo, ¿qué significa para nosotros dejar de funcionar de manera aislada?
Mimetizar la vida
La biomimética social es una disciplina que aplica los principios, patrones y estrategias observados en los ecosistemas naturales a los sistemas humanos, con el objetivo de mejorar su resiliencia, adaptabilidad y regeneración. Esta práctica se basa en la idea de que los sistemas naturales, como los ecosistemas y las sociedades de organismos, han evolucionado para resolver desafíos complejos de manera eficiente mediante la cooperación, la autorregulación y la interconexión. La biomimética social busca transferir estos principios a la organización social, empresarial y comunitaria, promoviendo dinámicas más colaborativas y regenerativas que favorezcan el equilibrio, la diversidad y la sostenibilidad a nivel local y global.
En este contexto, la biomimética social utiliza el estudio de las interacciones entre los elementos naturales y su capacidad para autorregularse y adaptarse a los cambios, para diseñar modelos organizativos y de gobernanza más efectivos y regenerativos. Esto incluye la implementación de soluciones basadas en la naturaleza, como el uso de patrones ecológicos en procesos de toma de decisiones, la creación de espacios cooperativos y el establecimiento de redes de apoyo que reflejen los ciclos y dinámicas de la naturaleza. El objetivo es construir sistemas humanos más resilientes, flexibles y capaces de responder de manera efectiva a los desafíos sociales, económicos y ambientales.
Este enfoque proporciona a los sistemas sociales y ecológicos las capacidades para afrontar impactos, adaptarse a cambios y evolucionar hacia nuevas formas de funcionamiento equilibradas. Para superar los desafíos actuales, es esencial que los seres humanos aprendan a alinearse y armonizarse con los sistemas vivos que los rodean.
“La naturaleza busca poner en valor y conectar las diversas formas en que la vida se expresa. Esto aumenta la capacidad del ecosistema, o del metabolismo, para realizar sus funciones de manera eficiente e inteligente. A esto le llamamos resiliencia y es exactamente lo que Resilience.Earth hace en los sistemas humanos. ¡Por la vida!”
- Melina Angel, coautora de la biosistémica, líder de Colombia Regenerativa y la Red Global de Comunidades Regenerativas. Bióloga evolutiva y maestra en Biomímesis.

innovación ancestral
La biomimética como disciplina fue popularizada por Janine Benyus en su obra Biomimicry: Innovation Inspired by Nature, publicada en 1997, donde introdujo la idea de que los diseños y soluciones innovadoras podrían inspirarse en las estrategias de la naturaleza. Benyus destacó cómo la naturaleza ha perfeccionado sus propias estrategias a lo largo de millones de años para resolver problemas como la eficiencia energética, la sostenibilidad y la autorregulación. Esta obra sentó las bases para el desarrollo de la biomimética como campo que extrapola los procesos naturales a los diseños humanos, en un intento de crear soluciones más eficientes y armoniosas.
Otra pensadora clave en el desarrollo de la biomimética social es Toby Herzlick, quien exploró cómo los principios de la naturaleza podían aplicarse no solo al diseño de productos, sino también a los sistemas sociales y económicos. Herzlick fue pionera en la integración de la biomimética en las organizaciones humanas y contribuyó a conceptualizar cómo las dinámicas naturales podrían inspirar modelos de gobernanza y organización empresarial más eficientes y regenerativos. Herzlick defendió la creación de sistemas más autónomos y autoorganizados, capaces de responder ágilmente a los cambios en su entorno, aprovechando los mecanismos de autorregulación observados en la naturaleza.
Otras figuras influyentes en la evolución de la biomimética social incluyen a Tamsin Woolley-Barker, Leen Gorisen y Melina Angel, quienes han ampliado y profundizado la aplicación de estos principios a nivel social y comunitario. Woolley-Barker, en su libro Teeming, explora cómo los ecosistemas naturales prosperan porque sus miembros trabajan conjuntamente por una causa común. Este enfoque, aplicado a los sistemas humanos, permite diseñar organizaciones más colaborativas y adaptativas. Leen Gorisen, por su parte, enfatiza la importancia de la innovación bio-inspirada y el diseño regenerativo, destacando cómo las soluciones naturales pueden mejorar las prácticas humanas para afrontar los retos globales. Gorisen es autora del libro Natural Intelligence, donde explora cómo los sistemas vivos pueden inspirar soluciones innovadoras para los problemas contemporáneos. Finalmente, Melina Angel, con su trabajo sobre biosistemas y comunidades regenerativas, aporta una perspectiva que integra la dimensión social y ecológica, subrayando la importancia de construir redes de comunidades resilientes y regenerativas que aprendan y crezcan mediante la colaboración.
“Para superar los retos de hoy, nosotros, los seres humanos, debemos aprender a alinearnos y armonizarnos con los sistemas vivos que nos rodean. Resilience Earth es una de las organizaciones pioneras que hace justamente esto, trabajando con y para la comunidad local en la que están integradas.”
- Leen Gorisen, especializada en ecología, ciencias de la transición, diseño regenerativo e innovación bio-inspirada. Autora del libro Building the Future of Innovation, on Millions of Years of Natural Intelligence y fundadora del Centre4NI.
Volver a ser naturaleza.
En Resilience Earth, utilizamos la biomimética social para investigar el comportamiento de las especies autóctonas de nuestro territorio, observando cómo la naturaleza ha respondido a condiciones como la abundancia, la escasez o el cambio ambiental. Este estudio nos permite aprender de las soluciones naturales adaptativas y aplicarlas a las comunidades humanas. Así, fomentamos un modelo de convivencia más resiliente, en el que las sociedades humanas pueden reaprender a integrarse plenamente en sus ecosistemas, reconociendo su responsabilidad en mantener un equilibrio natural. El objetivo es ayudar a las comunidades a identificar su “nicho ecológico”, es decir, el papel que ocupan dentro de un ecosistema y su relación dinámica con el entorno.
El concepto de homeostasis ecosistémica es fundamental para entender cómo los ecosistemas naturales mantienen la estabilidad a pesar de los cambios. Esto implica procesos interconectados que permiten a los ecosistemas adaptarse a las fluctuaciones externas, garantizando su supervivencia. Aplicado a los humanos, la homeostasis ecosistémica nos muestra cómo nuestras acciones pueden contribuir a restaurar un equilibrio natural, evitando la destrucción y fomentando la regeneración de los ecosistemas. Nuestra responsabilidad es comprender esta interdependencia y actuar de acuerdo con los límites de nuestro entorno.
Mediante la biomimética social, Resilience Earth facilita el aprendizaje para restablecer una relación equilibrada con los territorios que habitamos. A través del conocimiento derivado de la naturaleza, creamos soluciones innovadoras que fomentan la adaptación y la regeneración continua de los sistemas sociales y naturales. De este modo, buscamos un camino en el que las comunidades y organizaciones sean agentes activos en la regeneración de su territorio, contribuyendo a un futuro más resiliente y equilibrado.
En Resilience Earth alimentamos la interseccionalidad de nuestro equipo, integrando dimensiones como la diversidad cultural, las neurodivergencies y la ruralidad, que nos da una pluralidad única de capacidades inherentes.
Al mismo tiempo, apostamos por la formación continua en habilidades y punteros disruptivos, que nos permiten transformar estas dimensiones individuales en una amplia gama de capacidades integradas. Comprendemos la capacidad como una síntesis dinámica entre el potencial intrínseco único de cada sistema y las habilidades prácticas adquiridas, conectando la esencia singular de un sistema con acciones concretas para evolucionar, adaptar y alinearse con un propósito vivo.
En Resilience Earth, no sólo adquirimos habilidades innovadoras, sino que las transformamos en capacidades adaptadas al contexto específico, incorporandolas en un marco que tenga en cuenta las capacidades de cada consultor. Esta integración nos permite generar nuevas perspectivas, procesos y marcos con un alto potencial para acompañar el cambio en tiempos de incertidumbre. Al hacerlo, multiplicamos las posibilidades de crear transformaciones significativas, alineando acciones con propósitos compartidos y contribuyendo a un futuro más resiliente y regenerativo.











