bioregionalización
¿Cómo puede una sociedad evolucionar si no escucha los ritmos naturales del territorio que habita?
Adaptación al territorio
La bioregionalización es un enfoque holístico y adaptativo para la gestión del territorio que pone énfasis en la comprensión profunda de las interconexiones ecológicas, sociales y culturales de una región. Este modelo promueve una transformación estructural de los sistemas humanos, pasando de un esquema centralizado a una organización más equitativa del poder y de la gestión de los recursos a nivel local. Su objetivo principal es construir sistemas sociales y ecológicos más resilientes y sostenibles.
En lugar de proponer nuevas delimitaciones administrativas, la bioregionalización busca romper con la lógica de fragmentación y división territorial, priorizando la colaboración basada en los puntos en común que facilitan una integración coherente. Mientras que el centralismo representa una organización jerárquica y extractiva del territorio, la bioregionalización apuesta por un modelo de gobernanza distribuida, adaptado a las dinámicas y coherencias naturales de cada región. Este enfoque favorece una conexión más profunda de las comunidades con los ecosistemas de los que dependen, estableciendo relaciones equilibradas y sostenibles con su entorno.
El proceso de bioregionalización puede entenderse como un paso evolutivo dentro de la gestión territorial, comenzando desde el centralismo, avanzando hacia la descentralización y culminando en un sistema de gobernanza plenamente adaptativo y alineado con las dinámicas naturales. Cada bioregión, definida por su identidad ecológica, cultural y natural, requiere soluciones específicas que respondan a sus particularidades. Así, la bioregionalización no se limita a cambios administrativos, sino que transforma las estructuras de gobernanza en modelos más orgánicos y flexibles, aumentando la autonomía y la sostenibilidad del territorio.
Este enfoque no solo refuerza la capacidad de las comunidades para afrontar retos globales como el cambio climático o la degradación ambiental, sino que también potencia la regeneración ecológica y social. Mediante una gestión territorial integrada, se maximiza el uso regenerativo de los recursos locales y se respetan los ritmos naturales de los ecosistemas. De este modo, los territorios no solo se vuelven más autogestionados y resilientes, sino que también construyen una relación sinérgica con la naturaleza, donde las necesidades humanas y ambientales se equilibran. La bioregionalización se convierte, por tanto, en una herramienta clave para avanzar hacia una gobernanza más justa, coherente y sostenible, que permita a los territorios regenerarse y evolucionar frente a los desafíos del futuro.
“He trabajado con Resilience Earth durante muchos años y los considero líderes internacionales en este nuevo y creciente campo de la práctica bioregional. Resilience.Earth tiene la pieza del rompecabezas del cambio sistémico relacionada con la gobernanza descentralizada, de manera que los ciudadanos puedan tener un papel activo en la toma de decisiones y en la asignación de recursos en sus propios territorios. Además, organizan este tipo de eventos que hacen que cualquiera se sienta feliz de vivir."”
- Isabel Carlisle, miembro fundacional del Bioregional Learning Center (UK) y referente internacional en Bioregionalización.

Observación bioregionalizadora
El concepto de bioregión fue introducido en los años 70 por Peter Berg y Raymond Dasmann, inspirándose en el conocimiento indígena del territorio. Definieron las bioregiones como unidades geográficas con características naturales y culturales compartidas, poniendo énfasis en la relación intrínseca entre el territorio, sus características físicas y las culturas locales. Esta visión inicial sentó las bases de la bioregionalización como herramienta para adaptar las comunidades a los ciclos naturales, promoviendo una gestión del territorio más sostenible y conectada con las dinámicas ecológicas y sociales.
Donella Meadows amplió esta idea incorporando una visión sistémica y práctica mediante la propuesta de crear observatorios bioregionales para estudiar las interacciones entre los ecosistemas y las dinámicas sociales. Según Meadows, estos observatorios son cruciales para entender los procesos y flujos de una bioregión, permitiendo diseñar soluciones adaptadas a sus necesidades específicas. Esta perspectiva estableció los fundamentos teóricos y metodológicos para hacer de la bioregionalización una herramienta para la sostenibilidad y la gestión integrada del territorio.
Posteriormente, autores como Isabel Carlisle, Daniel Wahl, Stewart Cowen y John Thackara desarrollaron esta visión, enfocándose en su aplicación práctica. Carlisle, desde el Bioregional Learning Centre, destacó el aprendizaje local y la participación comunitaria como base para fortalecer los vínculos entre comunidades y territorios. Wahl, en Designing Regenerative Cultures, integró la bioregionalización en un marco regenerativo, subrayando la autosuficiencia y la conexión con los ciclos naturales. Cowen reflexionó sobre la resiliencia de las estructuras sociales y económicas en el marco de la bioregionalización, mientras que Thackara puso el énfasis en el rediseño de los sistemas territoriales para maximizar la sostenibilidad y la eficacia locales, consolidando este modelo como una herramienta clave para enfrentar los retos globales desde una perspectiva local e integrada.
"Estoy profundamente impresionado por el trabajo de Resilience.Earth y su enfoque profundamente práctico y eficaz para apoyar las redes miceliales, las narrativas de lugar y los procesos de gobernanza que son tan cruciales para la regeneración bioregional."
- Dr. Daniel Christian Wahl, autor de 'Designing Regenerative Cultures'

Unidades de paisaje
El trabajo de Joan Nogué y el Observatorio del Paisaje de Cataluña ha sido esencial para entender el territorio como un sistema coherente, cultural y ecológicamente integrado. Las Unidades del Paisaje, definidas en sus Catálogos, son áreas que comparten características naturales, sociales y culturales, y que pueden entenderse como unidades bioregionales. Este enfoque, que identifica los centros de coherencia territorial e histórica, permite una gestión del paisaje adaptada a las particularidades locales, favoreciendo una gobernanza basada en la integración de valores ecológicos y culturales. Esta metodología es fundamental para la planificación territorial y la regeneración de los territorios.
En Resilience Earth, adoptamos la bioregionalización como un marco esencial para el diseño e implementación de soluciones regenerativas. Nos inspiramos en la teoría de centros de Christopher Alexander, que concibe el territorio como una red interconectada donde cada centro tiene un rol específico dentro del ecosistema bioregional. Este modelo policéntrico, alineado con la resiliencia territorial, promueve estructuras de gobernanza descentralizadas que respetan las dinámicas locales, distribuyendo el poder y la toma de decisiones de manera equitativa. Esta perspectiva facilita una relación más estrecha entre las comunidades y sus territorios, garantizando soluciones adaptadas a las necesidades específicas de cada bioregión.
La integración del trabajo del Observatorio del Paisaje con la teoría de centros y el lenguaje de patrones de Alexander refuerza la aplicación práctica de la bioregionalización. Esta visión nos permite desarrollar estructuras de gobernanza con coherencia territorial e histórica, que responden a los retos globales mediante soluciones locales adaptadas. A través de nuestra experiencia y colaboración con actores locales e internacionales, promovemos modelos bioregionales que entienden el territorio como un sistema vivo y dinámico, capaz de regenerarse y evolucionar.
"Las unidades de paisaje no solo hacen emerger la diversidad paisajística de un país, sino que representan una nueva forma de organizar el territorio y su gobernanza, basada en el sentido del lugar y las profundas interacciones de la gente con su entorno. Son las nuevas bioregiones y encajan perfectamente con la teoría y la práctica de Resilience Earth."
- Joan Nogué, ex director del Observatorio del Paisaje de Cataluña
En Resilience Earth alimentamos la interseccionalidad de nuestro equipo, integrando dimensiones como la diversidad cultural, las neurodivergencies y la ruralidad, que nos da una pluralidad única de capacidades inherentes.
Al mismo tiempo, apostamos por la formación continua en habilidades y punteros disruptivos, que nos permiten transformar estas dimensiones individuales en una amplia gama de capacidades integradas. Comprendemos la capacidad como una síntesis dinámica entre el potencial intrínseco único de cada sistema y las habilidades prácticas adquiridas, conectando la esencia singular de un sistema con acciones concretas para evolucionar, adaptar y alinearse con un propósito vivo.
En Resilience Earth, no sólo adquirimos habilidades innovadoras, sino que las transformamos en capacidades adaptadas al contexto específico, incorporandolas en un marco que tenga en cuenta las capacidades de cada consultor. Esta integración nos permite generar nuevas perspectivas, procesos y marcos con un alto potencial para acompañar el cambio en tiempos de incertidumbre. Al hacerlo, multiplicamos las posibilidades de crear transformaciones significativas, alineando acciones con propósitos compartidos y contribuyendo a un futuro más resiliente y regenerativo.











